“La aplicación efectiva del Convenio 190 debe responsabilizar a los empleadores, haciendo de la seguridad en el lugar de trabajo una parte fundamental de la responsabilidad empresarial”, enfatizó la ex presidenta de Chile y ex Directora de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, durante el evento paralelo "Lograr la igualdad de Género: Beijing+30 y el Convenio 190 de la OIT", realizado en la sede de Naciones Unidas en Nueva York en el marco del 69º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW69). Ante más de 200 asistentes, Bachelet destacó que sin inversión en servicios de atención integral, redistribución del trabajo no remunerado y espacios laborales libres de violencia, no se logrará la igualdad de género real.


En su intervención, Bachelet subrayó que la violencia en el mundo del trabajo es una de las principales barreras para la igualdad de género. “Según las estadísticas, cuatro de cada diez mujeres experimentan violencia sexual en el trabajo al menos una vez en su vida. Esta es una realidad inaceptable que debemos transformar con voluntad política y acción colectiva”, sostuvo.


La exmandataria recordó que la pandemia de COVID-19 exacerbó las desigualdades estructurales, evidenciando la carga desproporcionada del trabajo de cuidados no remunerado que enfrentan las mujeres. “En América Latina, la participación femenina en la fuerza laboral retrocedió una década. En Chile, un estudio del Banco Central en 2021 reveló que el trabajo doméstico representaba el 21,8% del PIB, superando sectores como la industria y los servicios empresariales. Y sin embargo, sigue siendo invisibilizado y no reconocido como un pilar de la economía”, denunció.


Bachelet hizo un llamado a los Estados para fortalecer la implementación del Convenio 190 y prevenir la violencia y el acoso laboral, destacando la importancia de políticas públicas con enfoque de género. “Siempre hemos dicho que Beijing no era solo una declaración, sino un plan de acción. Hoy, el desafío es garantizar su cumplimiento y evitar retrocesos. No podemos permitir que los derechos de las mujeres sean cuestionables ni negociables”, concluyó.


El evento, que reunió a líderes sindicales, representantes de la sociedad civil y expertxs en derechos laborales, subrayó la urgencia de consolidar avances en materia de igualdad de género y trabajo decente. Lopa Banerjee, de ONU Mujeres, enfatizó: “Nunca alcanzaremos la igualdad de género si no protegemos los cuerpos de las mujeres y valoramos su trabajo”. Emanuela Pozzan, de la OIT, destacó que “el Convenio 190 es el primer instrumento que une la seguridad y la no discriminación como derechos fundamentales en el trabajo”. Divya Varakini, activista por los derechos laborales, compartió su experiencia en la lucha contra la explotación en fábricas textiles: “La democracia en el lugar de trabajo no solo es posible, sino que funciona”. Sarita Gupta, de la Fundación Ford, insistió en la acción colectiva: “La solución no está en esfuerzos individuales, sino en empoderar a todos los trabajadores para desafiar la explotación”.


La discusión dejó en claro que la lucha por la igualdad de género en el mundo del trabajo no puede esperar. Como señaló Bachelet, “sin la valoración del trabajo de las mujeres y la garantía de su seguridad en el empleo, hablar de igualdad de género es solo una ilusión”.